jueves, 13 de junio de 2013

Jesús...vive como nosotros.


Me he encontrado con mucha gente que me ha dicho...pero realmente mi vida merece la pena...sino hago otra cosa que trabajar, atender a mi familia y, como mucho pasar un rato con los amigos...esta vida no merece la pena porque es imposible que pueda ser santo.

Además de que la santidad depende de Dios, escucha:

En muchas ocasiones estas personas, no es del todo por culpa suya, se han quedado en las maravillas que Dios hizo mientras estuvo con los discípulos. Se conmueven con los pasajes en los que Jesús cura a los enfermos, cuando da de comer a los hambrientos, etc.; o su muerte en la Cruz. Y es verdad que esto es maravilloso.

Sin embargo no te sorprende que Jesús, como tú, se levantara temprano, acompañara a sus padres, tuviera sueño, ayudara en el taller de su padre, etc; y eso no un día sino día tras día, año tras año...hasta 30 años haciendo a lo mismo. A mi eso si que me parece Santidad. La del sacrificio escondido de un Dios que no se hace hombre sino que vive como los hombres.

A mi me maravilla la vida de Jesús pero me sorprende su vida en Nazaret porque esa es...mi vida.

La de una persona que se levanta, intenta trabajar con la mayor perfección posible, queriendo a los suyos, etc...y todo, intentando que sea con el mayor amor de Dios posible,

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