miércoles, 28 de agosto de 2013

La fuerza de la oración...


Hoy es un día de gran esperanza para todos aquellos que creemos que la oración es omnipotente.

Alguno podría decir... pero si ayer decíamos otra cosa, nos estamos contradiciendo...ayer la oración nada puede y hoy, al ver como Santa Mónica consigue la conversión de su hijo Agustín, todo lo consigue.

No hay contradicción, lo que estamos diciendo es que la oración perseverante, confiada, de abandono...lo consigue todo pero la oración sentimental, obstinada, persistente y caprichosa no da frutos.

Santa Mónica no sólo rezo un sólo día por la conversión de su hijo sino que serían muchos días, semanas y meses los que la pobre mujer, sin ver aparentes frutos por su parte, seguiría implorando al Señor una verdadera conversión.

Esa perseverancia es lo que lleva a Agustín, sin darse cuenta, a encontrarse con Dios y a dar un paso que meses antes ni habría imaginado pero es que detrás estaba la oración de una madre que, como hemos visto tantas veces, todo lo puede porque una madre santamente apasionada consigue del Hijo la conversión de sus hijos.


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