lunes, 20 de mayo de 2013

No pueden solos


Guardini en su estupenda obra, El Señor, comentando la parábola del Hijo Pródigo, apunta la fe nos dice que el pecador no puede convertirse por sí solo. Según la lógica del mal, todo agravio produce obcecación.

Estas palabras del teólogo Italo-alemán, me han ayudado a comprender, como más adelante dice, a que el agravio genera agravió y que el pecado, como señalaba el Cardenal Ratzinger, lleva a otro pecado. Por consiguiente aquel que se encuentra esclavizado por el mal es difícil que pueda hacer el bien.

No es por tanto de extrañar que haya personas que se obcecan en el mal. Como decía el Página hace unos días, Pedro es un pecador pero no un corrupto. Esas personas necesitan de una mano amiga que es ayude ir a la piscina y les libere de la esclavitud que paraliza sus miembros.

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