Hace años un buen amigo me dijo mientras paseábamos por el Parque del Retiro que aquellos que no buscan la voluntad de Dios tienen muy difícil rezar la oración que Jesús nos enseño porque en esa oración Dios nos dice que se haga su voluntad y no la nuestra.
Durante años he buscado la explicación a ese consejo de ese amigo y, si es verdad que en su esencia siempre lo he comprendido, meditando el 5º Misterio Gozoso hoy he descubierto nuevas luces.
Jesús, después de tres días perdido, como sabes, sus padres le encuentran en el Templo y les pregunta: ¿por que me buscabais?, muchos buscan a Dios pero ¿Buscan su voluntad?, Jesús responde a sus padres que El se encuentra cumpliendo la voluntad del Padre. Es ahí dónde se encuentra Dios.
Muchos buscan a Dios para pedir una cosa, para pedir perdón o para tranquilizar la conciencia pero ¿Para cumplir su voluntad?, Jesús a la mujer que le lanza el piropo a su madre le responde con dichosos lo que cumplen la voluntad de Dios y la cumplen.
Por consiguiente puedes preguntarte si estas dispuesto a cumplir la voluntad de Dios en todo y para todo y así puedes tener la seguridad de que verdaderamente vas a encontrar a Dios.
Hacía tiempo de D. Crsipín no me llamaba pero hace unos días, perdona que no haya escrito antes, volvía a marcar mi número de teléfono para contarme un nuevo suceso de sus niños de la catequesis de primera comunión.
Hablando del próximo mes de mayo, les animo al tratar a la Virgen que es su Madre y les dijo que un buen propósito es llevarle todos los días una flor: un pequeño sacrificio, una oración, etc. A los pocos días uno de los niños se le acercó y le dijo: ¿Sabes lo que me he propuesto en mayo?, pues no, le dijo D. Crispín, hacerle sonreír todos los días a mi madre como si fuera la Madre de Dios.
D. Crispín me dijo que con las palabras de ese niño nos estaba hablando el Espíritu Santo porque él, puede que tú también, ya tengas el propósito para este mes de mayo: hacer sonreír todos los días a María porque, como nos ha recordado ese niño, es Su Madre y Nuestra Madre.
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A lo mejor tu has cantado esta canción en alguna ocasión...a mi es la que me salió de los labios cuando al pasar por la Audiencia Provincial, de una pequeña ciudad, escuche: ¿Cómo no le has mentido al juez?, ¿no te das cuenta que diciendo la verdad nos has hecho un daño a toda la familia?
El fin nunca justifica los medios y no hay justificación en ningún caso para mentir. Que fácil es, para salir del paso, no decir la verdad pero al final, dice el refrán, es más fácil coger a un mentiroso que a un cojo.
Muchos padres quieres saber la verdad sobre sus hijos y les gustaría que sus hijos fueran sinceros pero, ¿lo son ellos primero?, pues si queremos un mundo más sincero empecemos por nosotros mismos y, no nos justifiquemos diciendo que todo el mundo lo hace o esto es una cosa pequeña..., ninguna traición ha empezado siendo al principio grande sino que ha comenzado con pequeñas mentiras.
Mañana, domingo del Buen Pastor, es la Jornada por las Vocaciones y me he parecido que era un buen momento para agradecer a tantos como han rezado en estos años por mi vocación.
Son muchas personas las que de una manera u otra han puesto el granito de su oración y de su penitencia para que un desastre, todos los sacerdotes lo son, pueda tocar con sus manos el Cuerpo de Cristo.
Hoy no quería hablar de esas personas que directamente me han ayudado en mi vocación sino de aquellas otras que de una forma callada han rezado y rezan por los sacerdotes todos los días. A esas personas...gracias; porque puede que sin que nadie se lo haya dicho ninguna vez son los que con su sufrimiento animan a que muchos que, como era mi caso, ni me imaginaba que un día con mis labios perdonaría los pecados y hoy pueda hacerlo.
Este es el gran tesoro de la Iglesia. La oración y los dolores de tantos ancianos en asilos cuidados por algunas monjas mayores y que les animan a que sigan rezando. La enfermedad de un chico con un cáncer en un hospital que ofrece la operación a vida y muerte por el sacerdote que le atiende, etc., ese es el verdadero patrimonio de la Iglesia y ese nadie puede valorarlo. Hoy solo puedo agradecértelo porque si podemos seguir en este camino es gracias a vuestras oraciones.
Cuando a un niño pequeño sus padres le ven jugando con una caja de cerillas tienden, para que no se queme, a quitársela. Puede que en esos momentos el niño empiece a patalear y a perder un poco los nervios...no hay que perder la paz porque en esos momentos el niño no es totalmente consciente del peligro que corre y el pataleo no resuelve la situación.
Con esta pequeña introducción queremos explicar un comportamiento que a nuestro entender es un poco infantil o por lo menos no muy maduro.
Imagínate que en un país con un gobierno democrático cambie de signo político y el nuevo gobierno decidiera, porque lo tiene establecido en su programa electoral, cambiar entre otras leyes, la ley del aborto y hacerla menos permisiva, entonces el partido saliente, al ver el cambio, dijera: pues cuando yo llegue al gobierno, cuando sea mayor, rompo las relaciones con la Iglesia porque es por culpa suya.
La madurez se manifiesta en defender, sin descalificar, las posturas. Papa, ¿por qué me quitas las cerillas?, ¿por qué quieres cambiar la ley?, en cambio cuando no se tiene argumentos se descalifica. Se patalea; y eso manifiesta poca categoría para poder servir que, al final, es lo para lo que se quiere gobernar.
En las principales escuelas de negocio, Harvard, London Business School o el IESE, se enseñan a los directivos a través del método del caso. Con esa metodología aprenden aplicar modelos eficaces a sus empresas.
La Iglesia no es ninguna empresa pero no podemos olvidar que también tiene un componente humano y por eso es bueno que, de vez en cuando, se paré a analizar algunos modelos que funcionan, no sea que, además, nos este hablando a través de esos modelos el Espíritu Santo.
Con todo esto nos estamos refiriendo a la noticia aparecida ayer. El Responsable de Pastoral vocacional de los dominicos en Irlanda declaraba: Hemos tomado conscientemente la decisión de llevar el hábito, porque no teníamos vocaciones e íbamos por el mal camino. Si no nos presentamos de modo auténtico, ¿quién se va a unir a nosotros? Y eso significaba volver a los fundamentos» Y en los fundamentos estaba el hábito.
Entonces se han invertido las tornas y dónde la orden tendía a desaparecer tiene la mitad de novicios que seminaristas en toda la Isla.
Esto tiene que hacernos pensar si realmente debemos volver a presentarnos como auténticos o no. Para esto te puede ayudar leer el comienzo del libro del Cardenal Ratzinger Introducción al Cristianismo que habla de aquel payaso que se presenta en una ciudad para anunciar el incendio del Circo y nadie la cree por vestir de payaso.
Recuerdo la primera vez, por vestir con Clergyman, que me pidieron la bendición en el metro de un gran ciudad. En un primer momento pensé vaya situación pero luego me alegre que esa señora me reconociera. Hoy son muchos los que te paran en la calle: para pedir limosna, para hacerte una pregunta o buscar consuelo.
Al final ser auténticos, aunque sea externamente, merece la pena.
Ya hemos hablado de estos antes y hasta hemos pedido oraciones pero a raíz de la publicación de un documento de la Congregación para el Clero nos hemos vistos abocados a insistir.
Cuando Santa Teresita de Lisieux viajo a Italia para pedir al Santo Padre poder ingresar en el Carmelo antes de la edad descubrió su vocación a rezar especialmente por los sacerdotes porque al vivir 4 semanas con ellos descubrió la necesidad que tenían de oración.
Hoy los sacerdotes no son los de la época de Santa Teresita sino que, como dice el documento de la Congregación para el clero: la secularización...afecta a
todos los bautizados sin excepción y obliga a quienes por mandato divino tienen
la tarea de guiar a la Iglesia a tomar una posición determinada. Es decir, los sacerdotes no son ajenos a la secularización de la sociedad sino que conviven con ella y surgen de esa sociedad secularizada.
En Sínodo de los Obispos para la Nueva Evangelización se hablo del problema de la formación del Clero. Punto que aborda este documento: El
buen conocimiento de las ciencias humanas (en particular, de la filosofía y la
bioética) para afrontar con la cabeza alta los desafíos del laicismo; la
valoración y el uso de los medios de comunicación de masa como ayuda para un
anuncio eficaz de la Palabra; la espiritualidad eucarística como especificidad
de la espiritualidad sacerdotal (la Eucaristía es sacramento de Cristo que se
hace don incondicional y total de amor al Padre y a los hermanos, y así debe
ser también quien participa de Cristo-don) y de la cual depende el sentido del
celibato (al que numerosas voces son contrarias porque no lo comprenden); la
relación con la jerarquía eclesiástica y la fraternidad sacerdotal; el amor a
María, Madre de los sacerdotes, cuyo papel en la economía salvífica es de
primer plano, como elemento, no decorativo u opcional, sino esencial.
Por consiguiente si quieres ayudar al sacerdote que tiene que ser tu buen pastor: primero reza por él y segundo, si puedes, dile que lea el Directorio para el Ministerio y la Vida de los Presbíteros; muy desconocido para muchos de ellos.
Estos días en los medios de comunicación están apareciendo testimonios de muchas personas que han convivido con él antes de la elección como Sumo Pontífice. Entre ellos algunos que han sido algunos de sus maestros. Todos estos testimonios son muy bonitos y nos muestran rasgos de este Romano Pontífice tan excepcional por el que rezamos a diario.
Sin embargo no nos podemos olvidar que Francisco, como Benedicto o Juan Pablo II tienen un sólo Maestro: Jesucristo. Aquél que tiene palabras de Vida Eterna. Jesucristo, la Palabra. Por eso sabemos que a quién seguimos, mirando a Francisco, Benedicto o al Beato Juan Pablo II, es al mismo Jesucristo.
Son innumerables los detalles, no sólo por las palabras o discursos, de que el Papa a quién mira es a Jesús. Por contar el de hace unos días cuando hizo para el Jeep y bajarse para firmar la escayola de una niña escayolada. Esto no te suena a dejad a los niños que se acerquen a mí.
Por eso te queremos hacer una pregunta a tí que a lo mejor te ha sorprendido el Papa Francisco, ¿te sorprende Jesús?, sino es así es que no lo conoces y por eso te animamos a que un día, como hacía el Cardenal Bergoglio, te vayas a una Iglesia a oscuras y tú sólo con Jesús una vez en tu vida seas capaz de mirarle y rezar.
He vuelto a retomar uno de mis libros favoritos: Creación y Pecado del Cardenal Ratzinger. Un libro breve y que explica la racionalidad de la Fe pero de eso no quería hablarte hoy sino de una idea que en el libro puede pasar desapercibida.
El Cardenal Ratzinger con su enorme sencillez escribe los cristianos leemos el Antiguo Testamento no en sí mismo y por sí mismo; lo leemos siempre con El y por El. De ahí que no tengamos que cumplirla ley de Moisés, ni las prescripciones de pureza ni los preceptos sobre los alimentos ni todo lo demás, sin que por eso la palabra bíblica se haya quedado vacía de sentido ni de contenido. No leemos todo esto como algo que está en si mismo terminado. Lo leemos con Aquel en el que todo se ha cumplido y en el que todo cobra su auténtico valor y verdad.
Tu, ¿cuando lees el evangelio lo haces como aconseja el Cardenal Ratzinger, con El y por El?, ya verás la diferencia. Un ejemplo.
Cuando tu lees que El nos dice Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien...al leerlo con Él contemplas que Jesús ha sido el primero que ha sufrido ese odio pero que ese rechazo ha sido por querer secundar la voluntad del Padre. Por eso si nosotros somos también rechazados se lo podemos ofrecer...; y esto con todo...lo único que hay que hacer es ponerse y, como un personaje más, hablar de tu a tu con el Amor de nuestra vida: Cristo.
El evangelio del día de hoy, miércoles de la primera semana de Pascua, nos trae un pasaje muy conocido: los discípulos de Emaus. Un pasaje pintado por uno de los pintores más famosos de todos los tiempos Caravaggio.
De este pasaje, muy comentado por los padres, se pueden sacar grandes enseñanzas pero quería que te fijaras en una y para eso, como un personaje más,te puedes introducir en la última parte de la escena.
Los dos discípulos, uno de ellos Cleofas el otro es desconocido, descubren a Cristo, con el que han ido hablando todo el camino, al partir el Pan y, como dice San Lucas, se levantan de la mesa dónde estaban cenando y regresan a Jerusalén para anunciar a los donde estaban escondidos por miedo a los Judíos el encuentro con Jesús
Fíjate, la distancia entre Jerusalén a Emaus parece que es de 11 Km, no se sabe con exactitud, es de noche pero para ellos esos obstáculos no es un inconveniente para anunciar la Resurrección de Jesús. Por que no te preguntas si para tí, ahora que estamos en Pascua, ¿Tienes esa misma alegría de superar obstáculos y anunciar la Resurrección de Jesús a aquellos que por miedo se esconden?
Hablando ayer con un amigo hemos descubierto el mal que nos ocurre a muchos cristianos y que desde hace tiempo viendo señalando los romanos pontífices. El gran mal de los cristianos es que nos hemos aburrido de Dios.
El aburrimiento de Dios al final nos lleva primero a la desidia y finalmente al alejamiento cuando no al desprecio del Creador. Pero, ¿Por qué nos ocurre esto?, nos podríamos preguntar. La razón es sencilla: nos hemos tomado el seguimiento de Cristo como si fuera una Gymkana.
Es decir, seguir a Cristo es lograr superar unas pruebas: cumplir unos mandamientos, realizar determinadas prácticas de piedad y vivir unas pautas de conducta determinadas....y si fallas...siempre tienes la oportunidad de volver a empezar acudiendo al Sacramento de la Penitencia.
Esta es la gran equivocación y lo que Jesús vino a decir a los fariseos y publicanos de su tiempo: cumplían pero no amaban. Seguir a Cristo, como han dicho Juan Pablo II, Benedicto XVI o ahora el Papa Francisco, no es seguir un ideal sino a un persona. No es hacer cosas sino amar sin medida. Es verdad que al final amar significa hacer pero hacer no lleva a amar y este es el gran error aquellos que piensan que haciendo están amando.
Por eso el secreto de esta pócima se llama: que busques a Cristo que encuentres a Cristo, que ames a Cristo.
