Salía hoy de mi casa, como todas las mañanas, cuando al cruzar la acera de todos los días me he encontrado con el grupo de niños y niñas, esos que me encuentro a diario al entrar en su colegio, que iban disfrazados de brujas, zombis, asesinos en serie...e iban acompañados de su padre o su madre que les llevaban de la mano.
Entonces caí en la cuenta que hoy es Halloween. La noche en la que una joven de sonrisa permanente se fue a una macrofiesta con deseos de divertirse sin saber que era una ratonera de hacer el negocio de pasarlo bien a cualquier precio.
El año pasado pasado la noche de las brujas de cobro sus víctimas en Madrid-Arena.
Hoy espero que no pase lo mismo y sé, aunque tú puedas pensar que no es nada fácil, que el problema no son sólo los hijos sino los padres. Es verdad que hoy una diversión sana no es fácil de encontrar pero eso no quita para que se pueda y deba buscar. Recuerdo cuando mis hermanas, hace ya años, decidieron ser ellas las que organizaran sus fiestas. Al principio a mis padres no les gusto mucho pero al final entendieron que era la mejor solución y no sólo se as prohibieron sino se las facilitaron.
No es un día, hoy, sólo para lamentarse de las víctimas sino para sacar una lección de lo sucedido.
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