Hace unos días uno de los profesores de Religión de mi colegio empezó a preguntar a los alumnos sí iban a Misa los domingos y, al comprobar que la mayoría si acudía al precepto dominical, les pregunto sí había alguna parte de la Santa Misa que les aburría.Entonces, casi la unanimidad, levantó el brazo diciendo que los sacerdotes se enrollan mucho en las homilías y que en alguna ocasión, alguno, había dado un sermón de hasta 45 minutos.
Salvando la posible exageración, pensé en un primer momento si el problema era del emisor y recordé las palabras del Prelado del Opus Dei en el Sínodo de Obispos que hablaba de la importancia de cuidar la homilía. Pero luego decidí sugerir al profesor de Religión que porque no preguntaba a esos mismos alumnos por el último libro que habían leído.
A los pocos días me vino el profesor de Religión con cara de sorpresa...los alumnos no leen. Había hecho una encuesta en clase y, si no fuera por los libros que les mandan en la asignatura de lengua, no leerían nada. Ellos están, me decía con el FIFA 2013, Tuenti, Call of duty o escribiendo mensajes de Twitter.
Jesús, es el Logos, la Palabra y, como dice Ratzinger en Introducción al Cristianismo es dia-logo: comunicación y, es muy difícil que el lenguaje verbal realice su función en el lenguaje visual.
Por eso una buena ayuda para conocer a Dios es que facilitemos la lectura de buenos libros que después ayuden a poder leer y meditar la Palabra Revelada: Cristo.
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