viernes, 4 de enero de 2013

Amar, don y tarea



Sófocles le dice a Antigona que no estoy en este mundo para odiar, sino para amar. Podíamos decirle a Sófocles que el no estaba sólo para amar sino también para ser amado.

Sin embargo el amor además de ser un regalo es a la vez una tarea porque el amor, esa joya encontrada, hay que custodiarlo, protegerlo y mantenerlo. Sino, el amor languidece y muere, por eso el amor lleva a que haya que mantenerlo vivo.

Pero, ¿Cómo se mantiene vivo el amor?, esa es la gran pregunta y la respuesta la encontramos en los hombres que han sido fieles a su amor. Para eso nos podemos fijar en tantos matrimonios que después de muchos años siguen manteniéndose enamorados pero también podemos fijarnos en los santos que han sido fieles a su amor.

Tanto unos como los otros lo que tomaron conciencia es de que en todo momento debían buscar, con sus limitaciones, el bienestar del otro que era más importante que el suyo propio. Y no lo buscaban en los momentos puntuales de su relación de amor sino que el principal mandamiento de  su vida era enamorar y ser un enamorado en todo momento y circunstancia de su vida.


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