sábado, 12 de enero de 2013
Nadie ama sus pecados
Me parece acertadísima esta afirmación de Knox: nadie ama sus pecados. Al ladrón, como muy bien dice, no le gusta robar sino que le gusta su botín. Al borracho no le gusta ser un alcohólico sino que le gusta la bebida o el estado de euforia que le provoca.
No, es verdad, no amamos nuestros pecados sino que lo que amamos es los placeres inmediatos que nos aportan buscando para lograrlos el camino del pecado que es el camino más fácil para lograrlos.
Es posible que si nos damos cuenta de esta realidad seamos capaces de conseguir los mismos fines pero por distintos medios.
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