martes, 15 de enero de 2013

La libertad, ¿don absoluto?





¿Que es la libertad?, es una pregunta que se han hecho muchos hombres sin encontrar respuestas satisfactorias.

Hoy leyendo una obra que te aconsejo, la libertad vivida, la gran profesora Burggraf da una respuesta que responde por elevación a muchas otras respuestas que se han dado con anterioridad. La libertad, dice, es apertura al infinito. Es decir apertura a un Dios que, ahora contemplamos en la Liturgia y nos acaba de recordad el Papa Benedicto XVI, se ha hecho Niño.

Es, sigue diciendo Burggraf, la capacidad radical de ser protagonista de nuestra vidaun inmenso don que pone en juego todas nuestras potencias y marca decisivamente nuestro carácter y destino.

Pero, ¿es un don absoluto?, ¿puedo hacer lo que quiero con mi libertad?, el hombre tiene un don maravilloso pero a la vez peligroso: la libertad. Tal es el peligro que tiene la libertad para el hombre que hasta la institución más santa, la Iglesia, no está libre de ese peligro. Cuando la Iglesia, la roca fundada por Jesucristo, goza después de la paz constantineana y tuvieron que gestionar una nueva situación de paz y libertad no siempre supieron hacerlo bien. Es verdad que el cristianismo se extendió por todo el orbe conocido pero no siempre lo hizo de la misma forma.

A la libertad le pasa, como cualquier riqueza material, que es muy necesaria pero cuando abunda en ocasiones  se abusa de ella y el hombre es experto en abusar del  mal ejerció de la libertad.

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