
Después el Romano Pontifice ha dicho que la preocupación de María y José por Jesús es la misma que cada padre que hoy educa a un niño, lo introduce en la vida y en la comprensión de la realidad. Hoy, por lo tanto, las familias del mundo son merecedores de una especial oración al Señor. Imitando a la Sagrada Familia de Nazaret, los padres deben preocuparse seriamente sobre el crecimiento y la educación de sus hijos para que maduren como ciudadanos responsables y honestos, pero sin olvidar nunca que la fe es un don precioso que deben alimentar en sus hijos con el ejemplo personal. Al mismo tiempo rezamos para que cada niño sea acogido como un don de Dios, sea sostenido por el amor del padre y de la madre y que pueda crecer como el Señor Jesús en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres. El amor, la fidelidad y la dedicación de María y José son un ejemplo para todos los esposos cristianos que no son amigos y maestros de la vida de sus hijos para custodiar este don incomparable de Dios
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