viernes, 28 de diciembre de 2012

Un día como hoy...de 1931


Hay un momento de la vida de San Josemaria por el que le tengo especial devoción y que puede ayudar a comprender la sencillez y naturalidad con la que uno puede hablar con Dios.

El suceso se produjo un día como hoy, fiesta de los Santos Inocentes, pero de 1931. San Josemaría, capellán en esos momentos del Patronato de Santa Isabel, fue a visitar a las monjas y se encontró que esas días las monjas se divertían con una pequeña broma. La novicia más joven durante 24 horas se convertía en priora del Convento.

San Josemaria se volvió a su casa y al hacer un rato de oración se le fue el santo al cielo y empezó a escribir:

Un niño visito cierto convento...Niño: tú eres el último burro, digo el último gato de los amadores de Jesús. A ti te toca, por derecho propio, mandar en el Cielo. Suelta esa imaginación, deja que tu corazón se desate también... Yo quiero que Jesús me indulte... del todo. Que todas las ánimas benditas del purgatorio, purificadas en menos de un segundo, suban a gozar de nuestro Dios..., porque hoy hago yo sus veces. Quiero... reñir a unos Ángeles Custodios que yo sé —de broma, ¿eh?, aunque también un poco de veras— y les mando que obedezcan, así, que obedezcan al borrico de Jesús en cosas que son para toda la gloria de nuestro Rey‑Cristo. Y después de mandar mucho, mucho, le diría a mi Madre Santa María: Señora, ni por juego quiero que dejes de ser la Dueña y Emperadora de todo lo creado. Entonces Ella me besaría en la frente, quedándome, por señal de tal merced, un gran lucero encima de los ojos. Y, con esta nueva luz, vería a todos los hijos de Dios que serán hasta el fin del mundo, peleando las peleas del Señor, siempre vencedores con Él... y oiría una voz más que celestial, como rumor de muchas aguas y estampido de un gran trueno, suave, a pesar de su intensidad, como el sonar de muchas cítaras tocadas acordemente por un número de músicos infinito, diciendo: ¡queremos que reine! ¡para Dios toda la gloria! ¡Todos, con Pedro, a Jesús por María!...

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