En el día de los difuntos los sacerdotes pueden celebrar tres misas gracias a la Bula de Benedicto XV Incruentum.
Este privilegio nació en la Iglesia de Aragón y después, el Papa Benedicto XIV (1748), confirmó el privilegio y lo extendió a todos los sacerdotes de España, Portugal y Hispanoamerica.
En 1888 se le pidió a León XIII que la concediera para toda la Iglesia Universal pero hubo que esperar a que Benedicto XV, en 1915, emanara la Bula antes citada.
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