martes, 8 de enero de 2013

Jesús, el de la mala suerte.


Que pensarías tú si...tienes la desgracia de nacer un día lluviosos en pleno invierno cuando todos los hospitales de tu ciudad están saturados y sólo hay para tí un sitio en un viejo dispensario médico. Que pensarías tú si...además tu familia, por culpa de tu nacimiento, sufre el despido de  tu madre y que tu padre, para poder tener más ingresos, tiene que buscar otro trabajo en otro país. Que pensarías tú si...teniendo unas enormes dotes para la música tienes que trabajar en el taller de tu padres porque se ha quedado sin aprendiz y alguien tiene que ayudarle en el taller.

Es posible que ante todas esas circunstancias tu pensaras...que mala suerte he tenido...verdad.

Pues todos esos acontecimientos son el comienzo de la vida de Jesús y en ningún caso podemos hablar de mala suerte porque Dios había escogido todas esas circunstancias para mostrarnos que la vida no es cuestión de buena o mala suerte sino de vivir cara a Dios.

Y, como se ve después, no es que las circunstancias mejoraran.

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