
Desde 1984 han muerto en una país de gran tradición católica, Colombia, 83 sacerdotes. El último hace apenas unos días, el padre Luis Alfredo Suárez, en Ocaña (Norte de Santander).
El Presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, el Cardenal Rubén Salazar, declaraba después de este nuevo asesinato todo asesinato es repudiable pero causa especial atención que asesinen a un hombre que le ha dedicado su vida a Cristo y al servicio de los demás.
Esto nos lleva, como mínimo, a rezar por aquellos que a diario, en cualquier parte del mundo, no saben si ese día podrán conciliar el sueño por defender la Verdad.
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