lunes, 18 de febrero de 2013

Tu, ¿Has rezado alguna vez?




Perdona la pregunta si ha sido un poco directa pero tengo la impresión que muchos que, se denominan buenos cristianos, han rezado oraciones vocales que aprendieron de niños: el padrenuestro, el avemaría, etc; pero tenemos nuestras dudas de que un día se hayan retirado a su habitación o al Sagrario de la iglesia más cercana, se hayan puesto en presencia de Dios y hayan sido capaces, desde dentro de su corazón, de decir: Señor perdóname, ayúdame una vez más, arregla esa situación que para mi es imposible.

Si no lo has hecho todavía no has sido capaz de rezar y si no eres capaz no puedes ser amigo de Dios.

Rezar no es tan difícil. Es como jugar, comer o cantar. Para rezar lo primero que se requiere es querer: quiero rezar. Una vez hecho esto es muy fácil porque como el protagonista de la oración es Dios, lo demás vienen sólo. Después, como en toda amistad, lo que Dios busca es fidelidad, lealtad, constancia.

Por eso lo que aconsejamos es que empieces. Si quieres recitando las mismas oraciones sencillas que aprediste de niño pero paladeando las palabras: fijándote a quien se lo dices y como se lo dices. Ya verás como se nota que hay un cambio.

No hay comentarios :

Publicar un comentario