Hablando con algunos padres de los sus hijos muchas veces ha salido en la conversación...A mi me gustaría que, de verdad, mis hijos fueran buenos cristianos.
Entonces me viene el recuerdo de San Josemaria que venía a decir que si tu quieres tener un hijo para ladrón educado para ser ladrón y que si quieres que sea Santo educarlo para ser Santo. Algún padre al leer estas líneas me puede decir: cómo si fuera fácil. Bueno no te voy a dar la formula mágica pero si te voy a contar una historia cierta.
En el colegio en el que estudie había un compañero que se había plantado la posibilidad de ir al seminario para ser sacerdote pero le faltaba las fuerzas necesarias para dar el paso final. Cuando ya solo quedaba dos años para terminar el colegio enfermo gravemente. Dejo de venir y no se le podía visitar por ser una enfermedad contagiosa. A los 3 meses se curo y volvió aparecer en nuestra clase. Al principio no hubo un cambio aparente: seguida jugando al tenis, quedando con los amigos...pero, con el paso de las semanas, nos fuimos enterando que había empezado a ir a misa entre semana, hablar con un cura que vivía en el seminario y leer libros de espiritualidad. Un día, al salir de clase, le pregunte que te pasa y me dijo: dentro de unos meses voy al seminario, pero si no querías ir le dije. Es verdad pero durante la enfermedad me he dado cuenta de muchas cosas, y me contó su historia.
En enfermedad su madre le daba libros de vida de santos. Al principio los rechazaba pero después, poco a poco, los fue leyendo hasta que se dio cuenta de la maravilla que era dar la vida por Dios.
No todos tienen que acabar como este amigo pero si podemos ayudar, sobretodo con el ejemplo, a que los hijos descubran la maravilla de ser buenos Hijos de Dios.
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